Ya no nos
queda nada y de vez en cuando el
estómago se me encoge como nadie sabe, de vez en cuando me entran los agobios
de "seguro que algo se me ha olvidado", de vez en cuando me acuerdo
de la yaya, de vez en cuando creo que algo fallará a última hora, de vez en
cuando me entra la llorera sin razón....
Y en esos
días en que parece que todo va torcido, siempre siempre pasa algo que lo alegra. Hoy han sido una cuantas “chorraditas”;
muchas, si lo pienso y es que, cuando
menos me lo esperaba y más lo necesitaba ha llegado todo esto:
- Un
comentario en el face.
- Una
conversación de lo más agradable en el cole.
- Un cuento
regalado sólo para mí vía teléfono de mi cuentacuentos favorito y que, sin
saber que yo era yo, me ha contado el cuento que mejor me venía en un momento
de nuestra vida que andamos a la busca…. y a la espera. Gracias, Félix.
- Ver a una antigua
profesora de la que llevaba tiempo acordándome y a la que hacía mucho que no
veía.
- Encontrar
una “chucherería” con montones y montones de chuches aptas con una dependienta
que me ha dado todas las explicaciones del mundo a las dudas que le iba
planteando, que tiene una pala totalmente limpia (diferente a las demás para
evitar confusiones) y que ha sacado las
bolsas de chuches para evitar contaminaciones cruzadas en las cubetas de chuches
en que todo el mundo mete la pala.
- Pero lo mejor, lo mejor de todo, ha sido pasar la
tarde con Chabi, sin pensar en nada más que en el momento (aunque estoy casi
segura de que él sí pensaba en otras cosas).
Si sopeso lo
bueno y lo malo del día me doy cuenta de que han sido muchas más las cosas
buenas que las no tan buenas (porque realmente no ha habido ninguna mala), así
que esta noche me acostaré feliz por todas esas pequeñeces y doblemente feliz porque lo hago al lado del hombre al que
más quiero.
Abrazos
pretos y besicos a puñaos.
P.D.: Te debo un par de entradas con las últimas cositas que han llegado a casa y con lo que he comprado hoy. Espero poder sacar un rato este finde entre comprar, poner coladas, recoger otras, preparar comida para mañana, quedar con unos amigos (aún no les hemos dado las invitaciones para la boda), acabar de preparar una cosilla para la celebración, recoger un poco la mesa del salón (cada día ponemos algo nuevo encima), pensar en qué hacer para la despedida de soltera (aunque primero debería pensar en SI ME APETECE hacerla), ir a probar el menú de la boda y sobre todo, intentar encontrar un ratito para descansar y deconectar, que me vendría de perlas.
Pero sí, intento sacar un hueco y te cuento, porque además tengo que escribir los tuneos de una receta que ha quedado para chuparse los dedos.