Un buen deseo para ti....

Que el día más triste de tu futuro no sea peor que el día más feliz de tu pasado (antigua bendición irlandesa).

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Niño 1-profe 1 (o algo así). Sobre el respeto.

Sí, sí; has leído bien.

Hoy he llegado a casa con mis primeras "heridas de guerra". Y es que cuando dos personas no se entienden, pues no se entienden. Y si una de las personas es un nano que no sabe hacerse entender, y la otra una profe que no sabe entenderle, el resultado es niño 1 - profe 0. Esta mañana, después del recreo, mi cuarto niño (por llamarle de alguna manera, ya que fue el que vino ayer por primer día) ha tenido una de sus "crisis" (¿¿??) y me ha arañado todito el brazo entero. En realidad no ha sido gran cosa, y lo que más ha sufrido ha sido mi amor propio, pero me he visto en una situación para la que nunca me han preparado en la universidad. ¿Qué hacer cuando un niño de 6 años, casi tan grande como yo, empieza a arañar sin que puedas hacer nada por sujetarle para evitar que se haga daño y que lo haga a los demás? ¿Cómo actuar? ¿Lo bloqueas o te apartas y le dejas que se vaya calmando por sí mismo?

Todas estas preguntas se me han pasado esta mañana por la cabeza. Al final lo único que he podido hacer ha sido bajar al suelo el tatami que tengo en clase para las relajaciones, que el niño se sentase, y poco a poco, esquivando uñas y piernas, tumbarlo. No ha opuesto mucha resistencia, así que he podido echarlo, y así se ha quedado, tranquilito, mirando por la ventana. Ha terminado tranquilizándose él solo, mientras los demás lo ignorábamos. Sé que puede quedar un poco mal eso de ignorarlo, pero no sé qué otra palabra emplear para explicar que no se le ha dicho nada, respetando así su espacio y su tiempo. ¿Es lo mejor que se podía hacer? Pues no lo sé, pero es lo que ha funcionado.

Al final, cuando ya se ha tranquilizado, ha vuelto a sonreir y ha regresado a la mesa, donde estábamos todos sus compañeros y las dos profes. Incluso se ha puesto a hacer el trabajo que había preparado para ese momento, que es algo que le gusta mucho y se le da genial.

Moraleja: Siempre, siempre, siempre, hay que respetar el espacio y el ritmo de respuesta de las personas, pero más aún el de estos niños. Tal vez sin darme cuenta en ocasiones lo invado cuando quiero apremiarles para que hagan algo un poco más rápido, o de la manera que yo quiero que la hagan. Y entonces no estoy pensando en ellos, sino en mí. Las consecuencias, cuando trabajas con niños, son unos simples arañazos. Quién sabe si en otras circunstancias, con otras personas, con adultos, podrían ser otras más peliagudas. Tan sólo es cuestión de ponernos en el pellejo de los demás.

Abrazos pretos y besicos a puñaos.

P.D.: Ah, por cierto! El título es niño 1 - profe 1 porque considero que al final no ha perdido nadie ni nadie ha ganado. Hemos conseguido llegar a un acuerdo.

  • El respeto es la base del entendimiento entre los seres humanos; tenemos que aprender a respetar para que los demás nos respeten.
  • Respeto es la capacidad de aceptar a todo lo que posea vida, a toda nuestra diversidad a la cual pertenecemos.
  • Respeta a los demás para que te respeten a ti mismo.

6 comentarios:

  1. ¡Bonita situación! Lo que ese niño necesita son unos buenos guantes, je,je,je... ¿Qué hacer ante este tipo de reacciones de rabia y pataleta? Apartarse siempre, lo primero es tu integridad física. Lo tengo claro.

    La frustración origina este tipo de reacciones agresivas. Cuando el niño sabe que no va a salirse con la suya, reacciona de este modo. Lo peor que puedes hacer, desde mi punto de vista, es darle lo que quiere tras comportarse así, porque entonces se produce dentro de su cabecita una conexión ideseable: Si pataleo, consigo lo que quiero.

    Lo mejor es dejarle que se calme. Ya se le irá pasando poco a poco. Pero tú en tu sitio, eso sí con cariño y comprensión, pero sin ceder en tu propósito.

    Otro aspecto interesante es ir reconociéndole pequeños progresos en su conducta violenta, para tratar de enseñarle a controlar ese tipo de reacciones.

    Bueno, que me enrollo. Un abrazo, Susana.

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  2. No, si la teoría me la sé. Ahora bien, la práctica es algo más ocmplicada. Para empezar este niño no se comunica prácticamente nada. Comprende a la perfección lo que se le dice, pero no se comunica. Y luego está el tema familia.... Ene ste caso suelen optar por la salida "fácil": para que .... no se enfade, grite, patalee, haga daño a sus hermanos, etc, le damos lo que quiere y todos tan contentos. Y contra eso es difícil luchar, la verdad.

    Pero estoy (casi) segura de que las cosas irán avanzando con él y que llegaremos a cierto equilibro.

    Un abrazo, José Antonio.

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  3. ¡Ah! Respecto a eso iba mi comentario. La familia. No sé qué tipo de relación se establece desde el centro con la familia, pero vamos, creo que sería básica no solo una relación de intercambio de información sino de puesta en común y consenso de pautas de conducta ante el cotidiano de cada niño, teniendo en cuenta que el comportamiento de todo menor (incluso adulto) cambia (a veces es tan distinto...) dependiendo del ámbito en el que se halle. ¿O no conocemos a nadie que es distinto si está en su casa o en el trabajo, con los compañeros o cuando está su pareja delante? Pues los niños con mucha más lógica en su forma de mirar y entender el mundo.

    Y parece que sí se comunica, pero no utiliza los mismos canales. En mi trabajo con severos/profundos, aprendí que cada uno era un mundo (como es lógico), distinto totalmente del que tenía al lado, por ello establecía una relación particular. única (en ocasiones) con su propio lenguaje gestual y fónico. Y claro, como todo, requiere su tiempo sintonizar nuestro lenguaje con el suyo para que haya un entendimiento ajustado a las posibilidades.
    Pero tranquila. Va a ser bonito leer en el blog cómo vas encontrando esas sintonías y como empiezas a disfrutar de las melodías de la buena comunicación.

    Abrazos, un placer leerte

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  4. Hola, Susana!

    Ayer no tuve tiempo pero acabo de leer tu relato y realmente no me extraña que te costara sonreír. ¿no le había ocurrido a ninguna de tus compañeras? me da la sensación de que cada niño es un mundo y en estos casos creo que lo mejor es dejarles solos, que se den cuenta y ya se les pasará... pero mientras tanto, ¿qué hacer?

    yo veo muy importante el respetar el espacio vital, el cederles su tiempo... Creo que deberías hablar con tus compañeras a ver qué habrían hecho ellas aunque, como bien dices, al final no ha habido ganadores ni perdedores...

    Muy buena la selección de las tres frases sobre el respeto, ya las conocía pero nunca está de más recordarlas.

    Un abrazo y espero que hoy esté yendo mucho mejor

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  5. Hola Félix,
    en este caso la comunicación con la familia es algo má scomplicada que con el resto de familias. En primer lugar por la escasa disponibilidad horaria, y en segundo lugar por la dificultad idiomática (no son españoles); el padre habla castellano bastante bien pero ahora no está en España. Y la madre no lo entiende muy allá que allá. Pero estoy segura de que al final llegaremos a algún tipo de entendimiento.

    Y sobre lo de que no se comunica, tienes razón; él lo hace, pero yo no le entiendo. Y ahí estamos, intentándolo a diario, buscando canales comunes. Luego os cuento.

    Un abrazote, y gracias por dejar huella de tu paso por aquí.

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  6. Hola Carpe!

    Descuida, que aunque me cueste sonreir de vez en cuando, al final siempre lo consigo. Por una razón o por otra, nunca me acuesto sin reirme.

    Sobre el niño en cuestión, ya he hablado con la tutora del año pasado y me ha dado unas pautas a seguir. Al final resultó que no lo hice tan mal.

    Un abrazote.

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