Los que me han hecho sufrir
tal vez no sean tan malos.
Los que no son de mis ideas
tal vez no sean tan intratables.
Los que no hacen las cosas como yo
tal vez no sean unos locos.
Los que discurren de otro modo,
tal vez no sean tan ignorantes.
Los que no me son simpáticos
tal vez no sean buenas personas.
Los que son más mayores que yo
tal vez no sean unos atrasados.
Los que son más jóvenes que yo
tal vez no sean unos inexpertos.
Los que tienen más éxito que yo
tal vez se lo hayan merecido.
Los que me contradicen
tal vez tengan razón.
Los que tienen más dinero que yo
tal vez sean muy honrados.
Los que me han dicho una palabra amable
tal vez lo han hecho con desinterés.
Los que me han hecho un favor
tal vez lo han hecho de mil amores.
Los que "pasan" de lo que a mí me importa
tal vez me ayudan a buscar lo verdaderamente importante.
Los que no van en mi misma dirección
tal vez buscan lo mismo por otros caminos.
Los que no me lo ponen fácil
tal vez me obligan a renovar el esfuerzo y la ilusión día a día.
La entrada de hoy surgió de unos de esos días horribles en el colegio. Fue el lunes, en la última hora de la mañana. Salí y dije a dos compañeras: "acabad con este sufrimiento". Había sido una hora de intentar controlarme en todo momento para no contestar mal a uno de mis chicos. Nos pegamos más de 15 minutos para leer una palabra (¡¡¡ 1 PALABRA!!!), mientras el otro niño con el que estaba trabajando preguntaba qué tal estaba haciendo su trabajo.
Hoy (escribo esta entrada el miércoles) me doy cuenta de que puedo aplicarme al 190% la frase de "los que no me lo ponen fácil tal vez me obligan a renovar el esfuerzo y la ilusión día a día". Con este niño es día a día, minuto a minuto, así que me tengo que recordar que es justo por estos niños por los que estudié educación especial. Al fin y al cabo, si él supiese hacer todo a la perfección, ¿qué sentido tendría mi trabajo?
Abrazos pretos y besicos a puñaos.
Y si más gente se tomara la molestia de reflexionar como lo has hecho, el mundo sería más justo y mejor.
ResponderEliminarUn beso.
Joooo, me sacas los colores....
ResponderEliminarDe todos modos es algo que tengo que recordarme a mí misma muchos días, porque si no me parase a contar hasta.... digamos que pararme a contar, acabaría soltando un grito que se oiría en el otro extremo de la ciudad.
Un beso, Belén.
nada mejor como pensar en positivo, desde luego. Ahora que a mí me cuesta aún más que madrugar por obligación, tal vez con los años y con los palos... ya se irá viendo. Besitos
ResponderEliminarBueno, plantéate por qué madrugas (aparte de para pagar la hipoteca/alquiler y demás....). Piensa si te gusta tu trabajo, si te motiva. No sé, tal vez si encuentras un porqué levantarte te cueste menos.
ResponderEliminarUn abrazote.
buenas y bonitas reflexiones, invitando a la comprensión, que tan difícil es a veces. bs
ResponderEliminarDifícil? No, mujer, te lo parecerá a ti! Si es todo tan sencillo.... :-D
ResponderEliminarSí que es complicado, Raquel, pero a veces somos nosotr@s quienes lo complicamos aún más.
Un besote!