No me des todo lo que te pido.
A veces sólo pido para ver hasta cuánto puedo coger.
No me grites.
Te respeto menos cuando lo haces y me enseñas a gritar a mí también. Y yo no quiero hacerlo.
No me des siempre órdenes.
Si en vez de órdenes, a veces me pidieras las cosas, yo lo haría más rápido y con más gusto.
Cumple las promesas, buenas o malas.
Si me prometes un premio, dámelo, pero también si es un castigo.
No me compares con nadie, especialmente con mi hermano o hermana.
Si tú me haces sentir mejor que los demás, alguien va a sufrir, y si me haces sentir peor que los demás, seré yo quien sufra.
No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer.
Decide y mantén esa decisión.
Déjame valerme por mí mismo.
Si tú haces todo por mí, yo nunca podré aprender.
No digas mentiras delante de mí, ni me pidas que lo haga por ti, aunque sea para sacarte de un apuro.
Me haces sentirme mal y perder la fe en lo que me dices.
Cuando haces algo malo, no me exijas que te diga el porqué lo hice. A veces ni yo mismo lo sé.
Cuando estás equivocado en algo, admítelo y crecerá la opinión que tengo de ti, y así me enseñarás a admitir mis equivocaciones también.
Trátame con la misma amabilidad y cordialidad con que tratas a tus amigos. Porque seamos familia no quiere decir que no podamos ser amigos también.
No me digas que haga una cosa cuando tú no la haces. Yo aprenderé lo que tú hagas, aunque no lo digas.
Cuando te cuente un problema mío, no me digas "no tengo tiempo para bobadas", o "eso no tiene importancia". Trata de comprenderme y ayudarme.
Y quiéreme y dímelo. A mí me gusta oírtelo decir, aunque no creas necesario decírmelo.
Creo que esta vez no hay nada que añadir, ¿no crees?
Abrazos pretos y besicos a puñaos.
me encanto!!!! Un beso
ResponderEliminarqué bonito, no? Vete buscando también alguna carta de un padre a todos los hijos del mundo, sobre todo cuando los padres se hacen viejos... Besitos de domingo con estufa
ResponderEliminarAna,
ResponderEliminarsencillo, pero verdades como puños.
Besos.
Elchiado,
buscaré, estoy en ello.
Abrazos de mantita y perra en el sofá :-D
Ya conocía esta carta.
ResponderEliminarLos adultos, los educadores, los padres... somos un modelo a seguir para los pequeños. Si los niños hay veces que presentan comportamientos inapropiados, quizás tendríamos que ver cuáles son los modelos a los que están imitando.
Mismamente, Manuel. Pero es más fácil echar la culpa del comportamiento del niño a que es rebelde (por poner un ejemplo) que pararse a pensar qué es lo que hemos podido hacer que le haya servido de modelo para comportarse así....
ResponderEliminarUn abrazo.
Que razon tiene
ResponderEliminarTú lo has dicho, no hay nada más que añadir. Totalmente de acuerdo. Yo le mandaría esa carta a todos los padres del mundo para que la pongan en la nevera, junto a los dibus de sus hijos y para que la lean toditos los días.
ResponderEliminarBesitos.
¿Verdad? No estaría mal para según qué papis....
ResponderEliminarBesos!
Susana, como siempre, muchas gracias por pasarte por mi blog, por reflexionar, por comentar y por ayudar a que sea un blog vivo!!
ResponderEliminarTienes razón en lo de las excepciones, se me pasó comentarlo. Pero es cierto... no todo el mundo basa sus relaciones en ir agarrándose inopinadamente a lianas.
Veremos a ver cuándo suelto yo la mía... y espero que, si en el futuro te hace tan feliz como deduzco que te hace ahora, nunca nunca sueltes la tuya.
Un beso enorme!!
Está claro que nunca se pueden poner las dos manos en el fuego por nadie.... ni siquiera por uno mismo, pero hay que soltar amarras y volar en solitario. Sólo así conseguirás que tu cabeza no esté pendiente de lo que no debe....
ResponderEliminarUn besote!
Es precioso y muy muy cierto.
ResponderEliminarUn saludo
¿Verdad? Ahora sólo falta que lo apliquemos no sólo los padres sino también los maestros!
ResponderEliminarSaludos varios.