Hoy de nuevo estoy aquí, para regalarte un nuevo texto. Esta vez he escogido uno que me regalaron a mí el año pasado, el último día de las Jornadas de Verano de la E.V.A. (Escuela de Verano del Altoaragón) en L'Ainsa. Es un curso que hago cada año desde hace 5. Eso sí, en años alternos, cuando no hay opos. Este año espero poder subir, aunque sea a partir del segundo o tercer día, porque me da fuerzas para afrontar el curso siguiente.Sobre el texto puedo decirte que hay quien lo atribuye a Jorge Bucay, pero no estoy nada segura de ello. En cualquier caso, sea de quien sea, es un texto que dice verdades como puños, y es otro de lso que comparten espacio en la puerta de casa, para que quien quiera pueda leerlo al llegar a mi puerta. Es un poco largo pero merece la pena leerlo. Disfrútalo.Abrazos pretos y besicos a puñaos.Sueños semilla
En el silencio de mi reflexión
percibo todo mi mundo interno
como si fuera una semilla,
de alguna manera sencilla e
insignificante
pero también pletórica de
potencialidades.
Y veo en sus entrañas
el germen de un árbol magnífico,
el árbol de mi propia vida
en proceso de desarrollo.
En su pequeñez, cada semilla
contiene
el espíritu del árbol que será
después.
Cada semilla sabe cómo
transformarse en árbol,
cayendo en tierra fértil,
absorbiendo los jugos que la
alimentan,
expandiendo las ramas y el follaje,
llenándose de flores y de frutos,
para poder dar lo que tiene que
dar.
Cada semilla sabe
cómo llegar a ser árbol.
Y tantas son las semillas
como son los sueños secretos.
Dentro de nosotros, innumerables
sueños
esperan el tiempo de germinar,
echar raíces y darse a luz,
morir como semillas....
para convertirse en árboles.
Árboles magníficos y orgullosos
que a su vez nos digan, en su
solidez,
que oigamos nuestra voz interior,
que escuchemos
la sabiduría de nuestros sueños
semilla.
Ellos, los sueños, indican el camino
con símbolos y señales de toda
clase,
en cada hecho, en cada momento,
entre las cosas y entre las personas,
en los dolores y en los placeres,
en los triunfos y en los fracasos.
Lo soñado nos enseña, dormidos o
despiertos,
a vernos, a escucharnos, a darnos
cuenta.
Nos enseña el rumbo en
presentimientos huidizos
o en relámpagos de lucidez
cegadora.
Y así crecemos, nos desarrollamos,
evolucionamos....
Y un día, mientras transitamos
este eterno presente que llamamos
vida,
las semillas de nuestros sueños
se transformarán en árboles,
y desplegarán sus ramas que,
como alas gigantescas,
cruzarán el cielo,
uniendo en un sólo trazo
nuestro pasado y nuestro futuro.
Nada hay que temer,
.... una sabiduría interior las
acompaña....
porque cada semilla sabe....
cómo llegar a ser árbol....
Efectivamente, cada un@ tenemos un montón de sueños, y todos ellos no son más que el germen de una posible realidad. Siempre y cuando pongamos en ello nuestro empeño, nuestra ilusión, y una gran dosis de esfuerzo. ¿Estás dispuest@ a intentarlo?