Abrazos pretos y besicos a puñaos.
P.D. No sé de quién es, así que si lo sabes dímelo, por favor, y así podré ponerlo.
Gracias a esta tierra,
por matarme ahogándome en belleza,
belleza que muere nada más haber nacido,
y por eso vive –vivimos- para siempre.
Gracias al llanto
por limpiar mis ojos,
y permitir al horizonte
secuestrarme la mirada.
Gracias a las sombras,
por la luz.
Gracias al dolor,
por la pureza,
por el acero templado en luna
que cercena de un tajo la ignorancia.
Gracias a la soledad
por el silencio,
silencio que un día permitió a este aprendiz
escuchar la voz de los viejos maestros,
oír el mantra que resuena por doquier.
Gracias a la chispa
que brilla tras los ojos que leen estas líneas,
porque, quizás,
en el silencio que siga a la última palabra,
quizás casi sepas quien eres,
quizás casi sepas quien soy.
Mostrarse como uno es sin más es algo bastante dificil, parte de una premisa: aceptarnos a nosotros mismos y aceptar el rechazo de los otros. La mayoría de las veces la máscara busca la aceptación del resto a cualquier precio, de ahi que, en el fondo, no nos sintamos bien con nosotros mismos... ¿importa tanto la opinión de los otros? yo creo que no.
ResponderEliminarAnimo con las opos, el que lucha sin rendirse termina venciendo¡¡¡
Abrazos¡¡
Sin dudarlo, del poema anterior me quedo con lás dos últimas estrofas, donde alude al silencio y a la verdadera identidad de aquel quien somos. El silencio es necesario para el autodescubrimiento.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Susana.
Tarea difícil, buscar y encontrar el silencio, pero lo más complicado es escucharnos a nosotros mismos, aún sabiendo que todas las respuestas están en nuestro interior...
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias a los tres por vuestras palabras.
ResponderEliminarDisculpadme si hoy no respondo individualmente como suelo hacer sino de manera colectiva, pero es que van a ser muy parecidas las respuestas que dé a los tres.
Ya dije que en los últimos tiempos me muestro tal cual soy. La Susana que escribe, que os comenta y que os responde es la que es. Sin dobleces, sin muros de defensa.
Desde luego tengo mis momentos de debilidad, momentos en los que las barreras son infranqueables, pero son cada vez menos. Al fin y al cabo, poca cosa consigo fingiendo ser alguien que en realidad no soy, aparte de acabar agotada del esfuerzo que supone mantener esa fachada y que sea coherente.
Abrazos a repartir, y gracias de nuevo por vuestras palabras.
Hola, Susana:
ResponderEliminarSigo ahora el recorrido por tu blog... Me encantan las dos últimas estrofas. En especial
Gracias a la chispa
que brilla tras los ojos que leen estas líneas,
porque, quizás,
en el silencio que siga a la última palabra,
quizás casi sepas quien eres,
quizás casi sepas quien soy.
Un abrazo y gracias por compartir este poema de extraordinaria belleza y carga emocional con nosotros.
Abrazos
Gracias a vosotr@s por leer y comentar, y gracias mil a ti por el esfuerzo que estás haciendo revisando las entradas anteriores.
ResponderEliminarMás abrazos.
Es un placer para mí pasarme por aquí... Me encanta la selección de textos y los sentimientos que expresas...
ResponderEliminarUn abrazo